miércoles, 18 de junio de 2014

Los mil perritos

El otro día me trajeron un recorte de la revista "Pronto", por lo que se ve son pequeñas historias que invitan a la reflexión. Esta me gustó mucho así que he decidido compartirla con vosotros.

Imagen: Revista Pronto (Alberto Vázquez)

Los mil perritos
Erase una vez un perrito que paseaba por las calles de un pueblo y siempre se paraba curioso ante una casa abandonada. Un día, decidido a investigar, entró dentro y recorrió la enorme mansión de punta a punta. Cuando llegó a la buhardilla, empujó la puerta semiabierta y vio que había mil perritos observándolo tan fijamente como él a ellos.
El perrito comenzó a mover la cola y todos los canes hicieron lo mismo; ladró alegremente y cada uno de esos animales le devolvió el simpático saludo. Cuando abandonó la casa, pensó: "¡Qué lugar tan agradable, vendré más a visitarlo!".
Días después, otro perro callejero entró en la misma casa, pero a diferencia del anterior, se sintió amenazado cuando los mil perritos le lanzaron una mirada de desafío. Cuando él les gruñó, los otros le devolvieron el mismo gesto. Mientras salía a la calle, pensó: Qué horrible lugar, jamás volveré.
Encima de la puerta de entrada a la vieja mansión había un letrero que decía: "La casa de los mil espejos"

Este cuento nos invita a reflexionar sobre nuestro comportamiento, el trato que tenemos hacia los demás y cómo influye en ellos.

Podemos trabajar el cuento con niños y niñas, haciendo una reflexión en grupo. Primero haremos preguntas de comprensión ¿por qué al primer perrito le gustó tanto aquel lugar? ¿por qué al segundo perrito no le gustó? 
Incluso podemos continuar la historia ¿qué pasaría si se encontrasen los dos perritos y hablasen de ese lugar? ¿si el segundo perrito vuelve a la casa abandonada, qué debería hacer para salir contento de allí?

A través de la historia y la reflexión de la misma trabajaremos la inteligencia emocional, pues identificaremos las emociones que pueden llegar a sentir los dos perritos, llegaremos a descubrir que hay que fomentar las emociones positivas y los gestos que las acompañan. El perrito ladró alegremente, estaba alegre, lo demostró y el resto le devolvió el saludo alegremente. Sin embargo el perrito que ladró amenazante se encontró con la misma respuesta, si nosotros mismos vamos todo el día enfadados y hablando mal a los demás, ellos también nos hablarán mal. 

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